EL TIMO DE LA “MOCHILA AUSTRIACA”
Uno de los temas que afecta de forma directa a todos los trabajadores en España es la “amenaza” latente de la introducción de la llamada “mochila austriaca”, dado que podemos constatar que los principales partidos políticos han incluido su implementación en nuestro sistema laboral. En concreto, el PSOE intentó ya introducirlo tímidamente en su reforma laboral de 2010, con nulos resultados; el partido Ciudadanos lo lleva en su programa y el Partido Popular también pretende adaptar este modelo a la realidad del mercado laboral español.
Pero ¿en qué consiste la “mochila austriaca”? Nada nuevo bajo el sol: un fondo de capitalización, al modo de una especie de fondo de pensiones, en el que se va aportando un porcentaje del salario del trabajador, que queda liberado cuando se produce un despido, o a la jubilación del mismo y que si cambia de empleo, el trabajador lleva consigo a lo largo de su vida laboral. La clave de la cuestión es que libera a la patronal del pago de indemnizaciones por despido, que ya no existirían.
Las supuestas ventajas del modelo –que sirve para colocar esta falsa mercancía electoralista a los no avisados- aducidas por los políticos es que acabaría con la dualidad laboral entre trabajadores indefinidos y trabajadores temporales, reduciendo las tasas de desempleo y precariedad laboral, dando libertad al trabajador para dejar su empleo sin ningún tipo de cortapisa.
Basta un análisis somero para darnos cuenta de que lo que esconde el modelo es una precarización más de nuestro sistema laboral, ya que convierte a todos los trabajadores en temporales, haciendo el despido en España no sólo libre –como ya lo es- sino además gratuito para las empresas. El trabajador incómodo para su empresa, o reivindicativo de sus derechos laborales, sería despedido sin indemnización alguna y sólo se “llevaría” el fondo acumulado de que dispusiese en su mochila.
Otro argumento que demuestra que se nos pretende engañar es la diferencia entre las economías de Austria y España desde el punto de vista del mercado laboral. Frente a un nivel de desempleo en Austria del 7 % y una temporalidad en torno al 9 %, nos encontramos en España con unos datos del 14 % de desempleo y una temporalidad por encima del 26 %.
¿Se mejorarían estas tasas con la aplicación esta propuesta? En nuestra opinión rotundamente no, y ello es así a consecuencia de la estructura productiva en nuestro país, que por la naturaleza de las actividades económicas desarrolladas ya tiene de por sí un elevado porcentaje de empleos que son necesariamente temporales por la naturaleza estacional de la actividad –turismo, agricultura y los sectores vinculados directa e indirectamente a dichas actividades-.
En el país centroeuropeo el modelo aplica un porcentaje de aportación a las “mochilas” del 1,53 % del salario del trabajador por parte de los empresarios. En España, los estudios presentados por los partidos políticos apuntan la necesidad de una aportación del 2 %. Trasladado a días, esto supondría que un trabajador podría disponer de unos fondos equivalentes a 8 DIAS POR AÑO TRABAJADO. Creemos que no hay que decir más, cuando las cifras de indemnización para despidos improcedentes están entre los 33 y 45 días de indemnización por año trabajado: Quieren despedir gratis.
Sabiendo además de la oposición rotunda de los empresarios a aportar estas cantidades, el dinero habría de salir de otra parte… al final sólo queda la opción de que se obtenga de los impuestos, o bien que lo paguen LOS PROPIOS TRABAJADORES.
A la hora de definir quién gestionaría estos fondos, encontramos que la banca, siempre voluntariosa a echar una mano cuando hay beneficio a la vista, se ofrece a hacerse cargo del dinero de los fondos a cambio de unas pingües comisiones.
Para facilitar la perpetración de este ejercicio de “trile” de proporciones nacionales se cuenta con unos introductores, los principales partidos políticos y participan además unos colaboradores necesarios, que no son otros que la patronal y el sistema bancario. Esperemos que no haya sindicatos que colaboren en el timo.
Que no nos engañen, la introducción del sistema de “mochila austriaca” en nuestro país constituiría un gran fraude a los derechos históricos de los trabajadores, debilitando su posición en el sistema productivo, introduciendo el despido libre y además gratuito, con capitalizaciones insuficientes, sufragadas posiblemente por los propios trabajadores y gestionadas por un sistema bancario y financiero español caracterizado por sus ejemplos de irresponsabilidad en su gestión y corrupción galopante, rasgos compartidos por los principales partidos políticos en este país.
Ahora que nuestro país se adentra en el proceloso mundo de la próxima campaña electoral para elegir a los padres de la patria que han de regir nuestros destinos en los próximos años, conviene recordar algunas cuestiones que puedan sernos de utilidad a los trabajadores para desenmascarar farsantes y vividores de toda índole que pueblan nuestro universo político, económico y financiero, que en unas semanas van a intentar encaramarse al trono monclovita y a los cielos parlamentarios.